En España sólo hay hueco para cuatro grandes bancos

Sede del Consejo de Supervisión Bancaria del Banco Central Europeo (BCE). DREAMSTIME EXPANSION

El supervisor, que extiende este modelo al resto de la zona euro, considera que es la única forma en la que las entidades podrán lograr rentabilidad suficiente para sobrevivir. Bankinter, y otras entidades con negocios nicho, sí tendrían mercado.

El Banco Central Europeo (BCE) tiene en la cabeza cómo sería su sistema financiero ideal, una hoja de ruta que involucra a España y sobre la que ya se avanza pese a la ruptura de las negociaciones entre BBVA y Sabadell. El supervisor está empeñado en que aún hay margen para reducir el número de entidades en el país, hasta el punto de que acaben quedando unos cuatro o cinco grandes bancos en España, según aseguran distintas fuentes financieras.

La postura oficial de la institución con sede en Fráncfort es que no quiere ser ni obstáculo ni promotor de las operaciones corporativas.

Aunque traslada públicamente que las fusiones «no son la única vía para acabar con el exceso de capacidad bancaria que hay en Europa», las conversaciones privadas que mantiene con las distintas entidades toman un cariz diferente. Distintos representantes del BCE habrían trasladado a los bancos que no hay suficiente mercado para que, con los estándares de solvencia que se exigen y el entorno de tipos de interés, todos alcancen un mínimo de rentabilidad adecuado para poder ser competitivos.

Aunque el supervisor admite que los planes de ajuste de coste funcionan, fuentes financieras indican que a los bancos españoles se les ha trasladado que esta vía es más lenta y no se benefician en su implementación de las sinergias que sí puede aportar una operación corporativa. Además, el peso de la inversión tecnológica que debe afrontar el sector financiero para su digitalización supone un menor lastre cuanto mayor es el músculo de la entidad.

Comparación

Para presionar a los responsables de los bancos, los grupos supervisores comparan las cifras de costes y eficiencia de las entidades europeas con sus competidores estadounidenses y nórdicos, pero también de otras regiones. Con la actual fragmentación y sobrecapacidad del sector bancario europeo, acabarán por no poder competir en una economía global.

El plan del BCE es que tras la pandemia haya menos entidades, pero, al mismo tiempo, más solventes y rentables. Esta premisa queda patente con las integraciones en marcha. CaixaBank y Bankia, cuyas juntas de accionistas tendrán que dar el visto bueno a su unión esta semana, crearán el primer grupo financiero en España con más de 600.000 millones de euros en activos y alcanzarán una ratio conjunta de capital de máxima calidad, conocida como CET1, cercana al 14%, según los últimos datos a septiembre.

Lo mismo ocurre con Unicaja y Liberbank, que ultiman los flecos con el BCE para dar lugar al quinto banco por activos en España. La ratio de capital de máxima calidad de ambas entidades superaría el 14%, un colchón que podrían usar en elevar las sinergias de costes.

Exceso de capacidad

Desde 2009, el sector bancario español ha corregido gran parte del exceso de capacidad que arrastraba de la expansión económica. El número de entidades se ha reducido más de un 30% desde entonces y tras las dos fusiones en ciernes quedará una decena. Una cifra que para los supervisores sigue siendo elevada, más aún con la aparición de nuevos jugadores como las fintech y el desembarco en servicios financieros de las grandes tecnológicas.

El nivel óptimo para competir en el mercado nacional oscilará entre los 300.000 millones y 400.000 millones en activos, según varias consultoras. A partir de esta barrera, las entidades tendrían la masa crítica de clientes necesaria para poder elevar sus ingresos y, además, aprovechar los ahorros de costes.

Para el BCE, eso sí, no todo es el tamaño. Según sostienen varias fuentes financieras, el supervisor sí ve espacio para otras entidades de perfil más especializado y que atacan a un nicho específico.

Bankinter es el nombre que surge en todas estas conversaciones y que podría sobrevivir pese a su menor tamaño. El plan de consolidación del BCE se dirige de forma específica hacia los grupos con objetivos de clientes generales.

Para el Banco de España, aún hay recorrido para más fusiones en España sin alterar el grado de competencia, como señaló recientemente la subgobernadora, Margarita Delgado. Los supervisores argumentan que la baja rentabilidad que arrastra el sector y la dificultad de lograr ingresos con un aumento de precios y de las comisiones son muestras de que existe una elevada competencia. El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, también ha ahondado en el este asunto al señalar que «los bancos débiles no compiten entre ellos».

La receta del supervisor no solo es para España, sino que su visión de un mapa bancario reducido se extiende al resto de grandes países de la zona euro. En los pequeños, una o dos entidades marcarían el tope. este sería el paso previo a que se inicie la ansiada fase de consolidación trasnacional en la zona euro cuando desaparezcan las trabas regulatorias. Unos pocos grandes jugadores capaces de competir con los grandes bancos de otros continentes.