Así será la primera ‘Bitcoin City’ del mundo

Dos meses después de convertirse en el primer país del mundo en adoptar el bitcoin como moneda oficial, El Salvador redobla su apuesta por la criptomoneda. Su presidente planea un proyecto faraónico para crear la primera ‘Bitcoin City’ del mundo, sin impuestos y con un volcán como fuente de energía.

El empeño del presidente de El Salvador de adelantarse al futuro y moldearlo a imagen y semejanza de los deseos de los seguidores más enfervorecidos del bitcoin ha multiplicado el protagonismo de este país centroamericano, de 6,5 millones de habitantes. Desde el pasado 7 de septiembre vive un experimento sin precedentes, el de convertir el bitcoin en una moneda de curso legal.

Su uso es limitado. En este periodo, entre septiembre y octubre, solo el 2,5% de todas las remesas enviadas al país utilizaron el monedero virtual promovido por el Gobierno para generalizar el uso del bitcoin. El Fondo Monetario Internacional mantiene la presión, y en el país comienza a instaurarse un clima de movilizaciones en contra del presidente, Nayib Bukele. Su respuesta no pasa por dar marcha atrás en su apuesta por el bitcoin como modelo de desarrollo del país. Bukele, de 40 años de edad, redobla su apuesta para convertir El Salvador en el modelo de país soñado por los más estrictos entusiastas del bitcoin.

Su último gran proyecto apunta en esta línea. Financiar, mediante bitcoins, la creación de la primera ‘ciudad bitcoin’ del mundo. La iniciativa se pondrá en marcha en los próximos meses, mediante la emisión de deuda soberana por importe de 1.000 millones de dólares (unos 880 millones de euros) respaldados por bitcoins. La mitad de este importe se destinará a comprar más bitcoins, con la esperanza de lograr su revalorización, y la otra mitad será la base de la financiación para construir ‘Bitcoin City’.

Estará ubicada en el Golfo de Fonsena, en el sureste del país, en la ciudad costera de Conchagua, con el fin de aprovechar la proximidad de un volcán para que se convierta en al fuente de energía principal para la ciudad, mediante la generación geotérmica. A nivel medioambiental la idea es que genere cero emisiones.

El volcán será la fuente de energía que utilizarán en el minado de bitcoins, el proceso de ‘fabricación’ de la criptomoneda mediante complejos procesos informáticos que requiere de un gran consumo energético.

Con el volcán como fuente de energía, a nivel de diseño urbanístico el proyecto presentado por el propio presidente del país pasa por construir una ciudad con forma circular. Las áreas residenciales y comerciales compartirán protagonismo, y además de dar cabida a un aeropuerto próximo, en su diseño destacará una plaza principal con un gran logo del bitcoin. En palabras del Gobierno, «habrá una plaza con la ‘B’ del bitcoin tallada en ella, lo que permitirá que la luz ingrese a las salas de exhibición del museo del bitcoin. Aquí es donde la gente aprenderá sobre la evolución del dinero: desde las piedras hasta la perfección de blockchain«.

El proyecto ideada por el Ejecutivo contempla que «Bitcoin City será la ciudad más avanzada de su tipo, más famosa que las ciudades y metrópolis más grandes de todo el mundo. Es el comienzo de lo que se llamará Área Metropolitana de la Ciudad de Bitcoin».

Con esta iniciativa el presidente del país pretende atraer a El Salvador a miles de ciudadanos llegados de todo el mundo para vivir en una ciudad volcada en el bitcoin. La criptomoneda no solo será de curso legal, como ya lo es en todo el país. La idea es que monopolice los pagos en detrimento de las divisas tradicionales como el dólar.

Para atraer a entusiastas del bitcoin de otros países, el Gobierno ha lanzado ya el reclamo de la supresión de impuestos, salvo el IVA. Según afirmó en al presentación el presidente del país, «no tendremos impuesto sobre la renta, para siempre. Sin impuestos sobre las ganancias, cero impuesto sobre la propiedad, ni impuestos sobre las contrataciones, cero impuestos municipales y cero emisiones de dióxido de carbono». Con el IVA, según el proyecto, será suficiente para cubrir los gastos de infraestructura pública y de mantenimiento de la ciudad.